Desde que la humanidad surgió en este planeta
reconoce un fenómeno innegable. Si dos personas pertenecen a una raza, es
imposible que den una descendencia de otra, al menos sin un poco de ayuda ;). Y
la cosa se va más lejos aún, y es que la mayoría de las veces no solo tiene que
tener el color de piel y pelo igual de los padres, ¡también tiene que parecerse
a la familia! Que locura suponiendo que todos somos diferentes.
Para las personas dedicadas al pedigrí de los
animales conocen muy bien esto. Si quieren tener, digamos un caballo de
carreras de buena casta, lo más probable es que apuesten a encontrar este
dentro de una descendencia de caballos que ya sean buenos corredores. No se
arriesgan a tomar el primer caballo de carreta que encuentran en el mercado.
Esto se debe a que cada ser vivo –y hasta
seres que no están vivos-, llevan dentro de sí información de cómo debe ser su
cuerpo, y esta información la pasamos a nuestra descendencia. Hablamos de
nuestros genes, estos dicen cómo vamos a crecer, que color vamos a tener, como
vamos a correr, que tan fuertes podemos ser, etc. Claro, nuestra genética no es
lo único que influye en estos aspectos de los seres vivos, el ambiente influye
muchísimo, pero de eso hablaremos después.
Los genes no son más que una secuencia de moléculas
a las que llamamos “bases”, unidas una detrás de la otra en formando otra
molécula larguísima en forma de cadena doble llamada ADN. La forma en que está
organizada la secuencia de las bases es lo que se traduce en nuestra genética,
como si fueran palabras en una oración escrita. Estas secuencias de bases luego son pasadas
por estructuras proteicas las cuales las dividiremos en dos, las que hacen que
se “replique”, o sea, que se produzcan dos copias idénticas para que una de
estas puedan pasar la nueva descendencia y las que “traducen”, que se encargan de leer
la información contenida en el ADN, específicamente la producción de aminoácidos
y estos después en proteínas. La forma en que se produzcan estas proteínas es
la manera en que el ADN controla nuestros cuerpos. Por
ejemplo, bien podría estar el color de un caballo podría estar modificada de
esta manera el ADN: ACGTGTGACGATGCAAGTGAGTGACAGTGTGACAAGTCGATCT. Por su puesto,
este es solo un ejemplo ilustrativo.
Las células en nuestro cuerpo tienen el ADN en
el nucléolo que les dice como comportarse. Algunos seres vivos que consisten de
una sola célula (unicelulares) copian completamente su ADN y por un breve
momento tienen dos copias de este. Luego una de las copias se separa formándose
una nueva célula idéntica a la anterior. Acaba de hacer un clon de sí misma.
Sin embargo, nosotros los seres vivos que superiores tenemos la dicha de tener dos copias de
nuestro ADN siempre, además de poder mezclarlo con otros individuos. Que
suerte, que aburrido seria el mundo lleno de clones. Cuando hacemos el amor acto reproductivo, las células que enviamos al
aparato reproductor de nuestra pareja tienen solo una copia de nuestro ADN para
unirlo con la otra copia que ha donado nuestra pareja. Después de mezclados,
surge una célula con un ADN completo con dos copias, en camino a convertirse un
nuevo ser.
Como habrán notado, a esta nueva criatura
tener una copia de cada progenitor, no puede tener más información genética de
otros individuos que no hayan participado en el acto. Las orgías no se valen.
Por lo tanto, tienen razón cuando dicen que se tiene que parecer en algo a la
familia.
Un momento, entonces si esta información es
pasada de padres a hijos y estos a sus hijos en un proceso extendido casi hasta
el infinito, ¿no contradeciría esto la evolución? Pues estamos diciendo que
solo esta información es pasada de manera exacta a la descendencia y no puede
ser diferente a la de los padres, por lo tanto no puede surgir información
nueva. Bueno como todo en la vida, nada es perfecto y la reproducción no es la
excepción.
¿Recuerdan lo de las copias, específicamente lo
de la replicación? Pues resulta que esas copias de nuestro ADN, tanto en los
unicelulares como en los pluricelulares, son casi idénticas, pero NO exactas.
Suele aparecer una que otra alteración en la secuencia que provoca la alteración
de la secuencia ligeramente, pero que no necesariamente puede manifestarse
ligeramente en el individuo. Por ejemplo, todos estamos a un solo cambio de
base en la secuencia de nuestro gen que codifica la hemoglobina, la principal
proteína para transporte de oxigeno en la sangre, para padecer de anemia
falciforme. Esto es lo que se conoce como una “mutación”. Aparecen totalmente
al azar, pero ciertamente hay procesos que la pueden acelerar como la radiación
ionizante o la reproducción excesiva, pues a mas copias mayor probabilidad de
que aparezca una mutación.
Pero todas las mutaciones no son dañinas,
algunas pueden pasar totalmente desapercibidas y otras pueden conceder cierta
ventaja al individuo que la posea. En el ejemplo anterior, la anemia falciforme
concede una ventaja al poseedor, es inmune a la temida malaria. Y como podrán
haber adivinado estas mutaciones también van a ser heredadas a la descendencia,
sumando también las mutaciones de sus antepasados. Entonces, nos enfrentamos a
un panorama donde no solo la información genética es replicada indefinidamente,
también lo hacen genes mutados, teniendo el poder con el tiempo suficiente de
transformar radicalmente una especie.
Ante esta situación veríamos un cambio acelerado y descontrolado de las
especies. Sería difícil decir que es que, al cabo de unas decenas de
generaciones con todas estas mutaciones cambiando rápidamente a las especies,
sin embargo esto es ciencia y por lo tanto lo predicho tiene que corresponderse
con lo observado y esto no es exactamente lo que observamos en la naturaleza.
¿Entonces por qué no se observa esto en la
naturaleza? Se debe a un mecanismo que los criadores de pedigrí hacen consciente
o inconscientemente de hace siglos, y que la naturaleza realiza de manera
espontánea, seleccionando los mejores individuos para sus respectivas tareas. Este
será el tema de la siguiente entrada, como dice el viejo dicho, en la ley de la
selva, el más fuerte sobrevive.
Esta es la segunda entrada de una serie que estoy publicando acerca de como pudo haber llegado a la conclusión la comunidad científica del origen de las especies si Charles Darwin no la hubiese descubierto. Aquí la introducción el la entrada anterior,
No hay comentarios:
Publicar un comentario